Decía el poeta Machado refiriéndose a la
tardanza, allá en Soria, de la llegada de la primavera: “Primavera tarda, pero
es tan bella y dulce cuando llega!” Aquí
en Valencia la primavera siempre es más que puntual e incluso presurosa en su
entrada.
En mi calle, ya está el azahar de los
naranjos que orlan las aceras, perfumando los rincones de la casa en cuanto
abres las ventanas. Como prácticamente no ha habido este año invierno, el sueño
de la naturaleza ha sido mínimo, los arboles ni han descansando. Los tiernos
brotes ya surgen con ímpetu primaveral.
De todos modos no es para quejarse, sino para acoger la ilusión de empezar de nuevo como lo indica esta estación adelantada. Con el poeta, otra vez digo: “¡Mi corazón espera también, hacia la luz y hacia la vida, otro milagro de la primavera!”
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