Esto es lo que hay que subrayar: que la nuestra no es una vida desnuda, una existencia pura -lo que sería más bien propio del reino inquietante de las sombras-; sino una relación continuada con contenidos (lo que en cierto sentido equivale a la intencionalidad de Husserl) sentir la suave calidez del ambiente al tardecer de un día de veraniego o escuchar el rumor del frío viento invernal bien arropado en la cama… Son son experiencias del yo que siente el gozo de la vida, de un yo gozoso porque vive.
A partir de ahí emerge y se define la tristeza y la pesadumbre las carencias de ayer o de hoy o mañana, la dificultad de ganarse el pan cotidiano, la enfermedad, el temor a la violencia, o la inminencia de la muerte, a modo de asedios reiterados sobre el gozo de la vida.
De "LA PENÚLTIMA BONDAD"/ ENSAYO SOBRE LA VIDA HUMANA por JOSEP MARÍA ESQUIROL. Ed. Acantilado.
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