viernes, 15 de diciembre de 2023

DESPEDIDA




Despedida.


Esta mañana, en la sala cuarta del hospital donde estoy curándome de mi larga enfermedad, hemos despedido a N., la paciente que ocupaba la cama de la habitación contigua a la que yo habito.


Cuando uno por alguna enfermedad tiene que ser hospitalizado si es duntrante un corto periodo, muy pronto las personas, lugares y sitio caen en el olvido. Pero cuando la hospitalización es prolongada la memoria se llena de recuerdos a los que te agarras y que no quieres olvidar. ¿Diré que durante mi larga estancia en el Hospital del Doctor Moliner he vivido intensamente algunas de las experiencias más profundas y bellas de mi vida? Me gusta llamar a tal hospital con su nombre más popular de Portacoeli (=“Puerta del Cielo”) porque aunque pueda parecer un sarcasmo, entre los grandes dolores y oscuros sentimientos vividos en la sala de los enfermos y en los gimnasios de rehabilitación, ha habido grandes momentos de felicidad y gozo que me hacían pensar si no estaba ya pisando el umbral del Cielo.


Hoy, como digo, hemos despedido pues, a una enferma, a quien le han dado de alta. Hemos salido al pasillo a aplaudirla y despedirla, los médicos que la han tratado, enfermeras y auxiliares que la han cuidado, celadores que la han prestado su pericia, las chicas de la limpieza y algunos de los pacientes… todos los de la sala, porque forman todos ellos un gran familia y demuestran que la profesionalidad, la empatía, la abnegación, la paciencia son los distintos nombres del amor que a la suma es lo que alivia y cura de verdad a los enfermos y procura su felicidad. 


“Deo mediante et adiuvante” el próximo día 22, día del sorteo de Navidad, me darán de alta a mí también. Será un   día de inmensa alegría porque regresaré a la vida ordinaria, pero de profunda nostalgia porque comenzaré echar de menos a tantos amigos y amigas que he conocido. En fin, también aquel día me habrá tocado “el Gordo”. 

1 comentario:

  1. Bonito nombre ese de "La puerta del Cielo", el problema de la vida, tal vez que sea el no saber abrir, cada día un poquito, esa puerta para mirar por la rendija. !Enhorabuena por la próxima alta!.

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