Desde la
impotencia de mi cómoda vida aquí en Valencia, desde la sensación que me da ser un "mirón" a través de la ventana de la televisión que todo lo
frivoliza, me duele en el alma la terrible situación de Filipinas
Todo mal,
incluso el que llega desde la misma naturaleza se puede contestar desde una
respuesta humana: la de solidaridad de todos. Pero ésta no puede ser sólo un
simple sentimiento; hay que pasar a la acción. ¿Cómo pasar a ésta desde un
distancia de miles y miles de kilómetros?
No puedo dar
recetas y ojalá las tuviera. Yo voy a colaborar materialmente a través de
Cáritas y voy a rezar -creo en el poder omnímodo de la oración- intensa y
constantemente por esos desdichados filipinos.
Y tú, ¿qué
harás?
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