Hace unos días veíamos las fotos de una barcaza volcando y el cuerpo de Cristo hundiéndose en el Mediterráneo. Murieron siete. Hoy nos enteramos que las fuerzas de seguridad en Melilla han devuelto en caliente el Cuerpo de Cristo. Treinta migrantes fueron devueltos en una práctica que la Convención Europea de Derechos Humanos considera ilegal. Hace unos días llegaba una chica africana a un centro de religiosas pidiendo que le ayuden a salir de una red de trata. El cuerpo de Cristo violado y esclavizado. Quedan miles de mujeres en esa situación, muchas menores.
Ya seamos curas, ministros, estudiantes o personas en desempleo no podemos recibir el cuerpo de Cristo si no nos duelen las entrañas al saber que se está ahogando, que lo están expulsando y que lo están violando. Tampoco podemos ir a la procesión del Corpus si no hacemos lo que está en nuestra mano para reparar estos sacrilegios.
Javier Montes SJ
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