Asisto a una conferencia de cierto
rango acompañando a un inminente autor de vezado en Historia de la iglesia. Estoy
sentado al lado de él, en la tribuna presidencial. Aparece en su disertación el
tema de la iglesia Primitiva y la aparición restrictiva del clero sobre el
laicado. El texto del evangelio de hace dos domingos, que nos presenta a Jesús enfrentado
críticamente a los fariseos y a los doctores de la ley y por extensión, a
sacerdotes y levitas del templo, te da al pista y te hace pensar y caer en la
cuenta evidente de que Jesús de Nazaret fue siempre un seglar que se enfrentó a
veces muy abiertamente con su iglesia establecida que en su tiempo era la de la
religión judía representada por la ”Cátedra de Moisés”, por la institución de
Templo, por la sinagoga.
Creo que es muy importante que esto se recuerde a los
cristianos sencillos porque ciertos miembros del clero católico actual, con sus dichos y conductas parece querer
ocultarlo. Si por ellos fueran, muchos clérigos de ahora -no digamos muchos
jerarcas de cierta iglesia conservadora-
vestiría al bueno de Jesucristo con clergyman o con sotana, hábitos talares muy
idóneos para ciertas actividades de la Iglesia.
Si uno observa detenidamente lo que
dice Jesús de los clérigos y teólogos de su tiempo y de la religión que el practicaba
(la fundada por Moisés), Jesús se nos descubre como un furibundo anticlerical,
consciente, critico, sereno y maduro, que sabía separar muy bien la trigo dela
paja cuando criticaba a los que mandaban espiritual y moralmente a los fieles
israelitas.
Lo
lamentable es que hoy también se da este fenómeno del clericalismo que mangonea
en ciertas parcelas de nuestra iglesia de hoy. Quiero pensar que el poder de
los clérigos está en retroceso, pero que no por ello hay que bajar la guardia. Jesús
de Nazaret tenía muchos amigos entre los fariseos y sabios de su tiempo, pero
no por ello se callaba ante los abusos clericales. En ese sentido, un cierto anticlericalismo
ponderado y justo es positivo y sano.
Hay
que invertir pues el orden de la Iglesia, los laicos sean los que lleven y
conduzcan y los sacerdotes , obispos, y otros , quienes sirvan a éstos. ¿Será
esto una utopía o es esto una herejía?
Gracias por hacernos pensar
ResponderEliminarCuando crecí espiritualmente y mi fe maduró, sentí una gran paz interior, que no me la había dado todos los sermones escuchados a lo largo de mi vida. El cristiano no debe conformarse con la fe del “ carbonero”.
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