Todos los años y por estas fechas las ocasiones de las fiestas navideñas me presentan ciertas expectativas y propuestas. Su causa es otros horarios de actividad, días de vacaciones, encuentros con la gente, fiestas y comidas. Son propuestas de actividades y experiencias que se me ofrecen y con las que cuento para hacer mis propósitos. Así que, aquí los expongo, como señal de compromiso, al igual que cuando era joven y escribía mis propósitos en mi diario íntimo al acabar los ejercicios espirituales. Seguramente, después tendré que abochornarme por no haberlos cumplido. Pero en la vida es así…
Contenerme en las muchas comilonas con que estos días nos regalamos..
Ordenar el caos y desorden de papeles, revistas y libros que en mi casa proliferan.
Viajar.
Leer al menos dos ó tres libro pendientes que andan tristes en la sala de espera de lectura, en los sofás, mesas y sillones de la casa (y algunos también en el “kindle”)
Mandar a tomar por culo (¡uy, perdón!) toda la matraca informativa (a nivel de medios, a nivel de conversaciones) que verse sobre Cataluña. Que conste que no soy un irresponsable político.
Como se ve, buenos propósitos que desembocarán seguramente en malos resultados. Pero ya os contaré.
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