miércoles, 8 de agosto de 2018

A VUELTAS CON LA SOLEDAD




Después de haber estado todo el mes de julio en mi tiempo de vacaciones siempre acompañado de mucha gente -por fortuna muy buenos amigos-, este mes estoy haciendo aunque sin querer unos ciertos ejercicios de soledad, porque cuando acabadas las vacaciones hay que atender el trabajo normal al que me debo: el servicio de la parroquia que en agosto funciona a mínimos.

Así que de nuevo la soledad, que en muchos momentos siempre echo en falta, retorna a mi vida cotidiana. Bienvenida sea. Aunque en algunos momentos la ciudad de vacaciones -las calles vacías, los comercios cerrados, los cines ofreciendo películas estúpidas veraniegas- incremente en exceso esa sensación.

Para hacerme consciente y cargo de ella, estoy leyendo el pequeño libro de José Luis Olaizaola, “Bailar con la soledad”. Aunque no me aporta muchas cosas nuevas, aunque, tiene algunas ideas interesantes 

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