Me entero ayer de la muerte hace unos dias del poeta catalán Joan Margarit, nacido en Sanaüja, Lleida. Yo también quiero homenajearle. Siempre me ha acompañado la lectura de sus versos en mis horas de contemplación, sosiego y lectura.
El arquitecto y poeta bilingüe es un caso poco corriente en poesía. Aunque comenzó escribiendo sus versos en castellano luego pasó a escribirlos en catalán que era su lengua materna pero a la vez los traducía al castellano, mejor, los vertía en la lengua de Cervantes, pues no parecen traducidos.
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No sé si el reconocimiento oficial que a última hora se le ha dado, responde a los intereses políticos del enfrentamiento entre el nacionalismo catalán y España, ese triste rifirrafe de las dos lenguas en que algunos idiotas nos ha metido. Yo noto una cierta diferencia: los poemas escritos en la lengua de mossén Cinto Verdeguer suenan más líricos, los vertidos al castellano parecen mas serios, más rotundos, pero ambos son bellísimos. Anoche estuve una hora leyendo sus poemas, que es como escuchar la voz queda y confidencial de sus versos, que hablan de perdida, de recurdos, de perdón, de nostalgias, de amigos, de familia, de su querida hija muerta Joana.
Sin buscar mucho en su gran obra, os copio uno de ellos. (Hacer click sobre la foto para ampliar)
LA CASA
Ens protegeix i guarda el que hem sigut.
Allò que mai no trobarà ningú:
sostres on hem deixat mirades de dolor,
veus que han quedat, callades, en els murs.
La casa organitza el seu futur oblit.
De sobte, un corrent d’aire i una porta
que es tanca amb un cop sec com un avís.
Cadascú és casa seva, la que s’ha construït.
I que, al final, es buida.