No hacer nada, no pensar nada, no
querer nada, no decir nada, no escuchar nada. Nos gustaría que las vacaciones
fueran algo parecido al Nirvana. Pero tampoco es posible. Las personas no somos
piedras, ni árboles, ni mudos seres que nada les mueve.
A veces, cuando estás de
vacaciones, te esfuerzas más que en los días rutinarios de trabajo de todo el
año. Da la sensación que las vacaciones equivalen más a cambio de lugar en tu
vivienda habitual, que a los días de asueto y ocio.
Escribo esto (y lo publico dos semans después), en un pequeñísimo pueblecito
del Valle de Arán. Benós se llama y está en la mitad del bello valle aranés. El
paisaje, el clima, la tranquilidad es algo impagable. La casa donde me hospedo
es casi nueva y solo, los pajarillos y algún perro despistado rompen el silencio
que algodona el lugar. Desde la ventana diviso el campanario del pueblo, el
bosque de la Baricauba y el pueblecito de Es Bordes.
Leo, reflexiono y paseo por los
bosques y praderas del valle. Espero que todo esto me ayude a caminar relajado
por los senderos del resto del año.
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