A veces
tiemblas porque no
ves el camino y te preguntas ¿dónde está
la línea recta, la vía segura? Y te tienta
coger un atajo sabiendo que
puedes llegar sin quererlo, hasta al fin del mundo.
Pero siempre
hay una piedra donde sentarte, un hogar
donde cobijarte, una lumbre
donde calentarte.
A veces
dudas si lo que
miras es un espejismo o el gozo de
una paisaje lleno del mas verde esplendor.
Por eso hay
que seguir, andar hasta
a ciegas, caminar
mirando hacia delante.
Aunque se
pierda el sendero.
Él mismo se hará
almenara de luz, senda y meta
misma de tu vida.
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