Soy el capellán de la Hermandad del
Rocío de Valencia desde que ésta se fundó y soy uno de los fundadores. Desde
hace más de 26 años he dirigido espiritualmente a dicha Hermandad y estoy muy orgulloso
de los frutos religiosos conseguidos. Y
les he acompañado en todos los eventos y acontecimientos que la Hermandad ha
realizado. Salvo dos o tres veces, que no me fue posible, he andado con ellos el
Camino de la Romería de Pentecostés, allá en la Baja Andalucía. Así que la
Hermandad del Rocío de Valencia está profundamente implantada en mi corazón.
Es hora de decir adiós en mi cargo
de capellán. Pero ahora me voy, y muchos me preguntan: ¿la Hermandad se viene
contigo? En su origen, la Hermandad de Nuestra Señora del Rocío de Valencia se
erigió canónicamente en la parroquia de María Madre de la Iglesia de la que yo
era Párroco. Ésta tenía un templo muy chiquito (una planta baja) que apenas
reunía condiciones para albergar el “Sinpecado”. Cuando había algún acto del
Rocío, prácticamente allí no cabíamos.
Así que hace 12 años, cuando me
nombraron párroco de Los Ángeles del Cabañal, se decidió que la Hermandad se
hospedara en el templo de la Virgen de Los Ángeles. Se pidió permiso al
Arzobispado, que éste concedió inmediatamente y los rocieros se vinieron conmigo. En la Capilla del Sagrario (o
del Cristo) se instaló la urna donde se venera el estandarte. Las otras cofradías
de la parroquia acogieron con agrado y generosidad a esta Hermandad de la
Virgen
Ahora que yo me voy destinado a la
parroquia de san Antonio de Padua, ¿se vienen conmigo los rocieros a esa otra
parroquia? – me siguen preguntando-. Pues no, se quedan aquí en Los Ángeles,
porque están muy a gusto y están muy bien integrados.
En fin, para mí es una renuncia -ser
su consiliario- que me duele, pero también creo que es mi deber: soltar marras para navegar por mi nuevo rumbo. Los echaré de menos porque
siempre me han tratado muy bien. Seguro que el párroco nuevo los acogerá y
dirigirá espiritualmente como yo siempre lo he intentado hacer: con fe, devoción
y cariño.
La Hermandad de Nuestra Señora del Rocío de Valencia pierde al primer y único capellán que ha tenido a lo largo de los veintiseis años desde la Fundacion de la misma,,durante los cuales don Jose Luis ha sabido crear la espiritualidad de la Hermandad fundamentada en el amor a la Blanca Paloma y al Divino Pastorcito, para que arraigue en ella,, manifestándose con un espíritu alegre y entusista por sabernos hijos de Dios y amados por nuestra Madre del Rocío,como dicen nuestras Reglas. La Hermandad tiene con don Jose Luis Barrera una gran deuda de gratitud por su dedicacion a la misma durante tantos años y no va a poder facilmente olvidar el afecto y solicitud con que siempre atendió a todos los hermanos. Desde el sentimiento de la separación y con el deseo para don Jose Luis de una feliz navegacion por el nuevo rumbo que va a tomar,la Hermandad quiere no perder la relacion con el que ha sido su director espiritual desde su fundacion y pide a la Blanca Paloma le proteja y conserve siempre.
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