Haciendo zapping,
después de cenar para pasar la velada ante el televisor, he tropezado con la
película " Marcelino pan y vino" que acababa de empezar en su
emisión. Aunque tenía intención de ver otra película de mi videoteca, la he
visto una vez más...
“Marcelino pan y
vino" es una joya del cine español que Televisión Española por “La2” ha
emitido, en un ciclo admirable ("Historia del Cine Español") y está
ofreciendo desde hace meses.
¡Qué lejana y distinta
está ahora la mirada de los espectadores en los años en que la película se
realizó! Se ha perdido la inocencia de la mirada, la sorpresa de las historias,
la ingenuidad y tal vez también el espíritu religioso. Era otro cine, era otra
época.
Y sin embargo, la
película, pese a su fácil emotividad religiosa, se mantiene muy bien. No ha
envejecido, todo lo contrario: conserva su aire de cuento infantil, de leyenda
piadosa, de atrevida ensoñación. Con la elegancia de sus elipsis de imagen para señalar lo sagrado. ¡Qué difícil sería hoy hacer una película con
éxito de taquilla que acaba con la muerte de un niño!
Está fotografiada
magníficamente, con luces y sombras propias del expresionismo alemán, con
influencia de Rossellini en su "Francisco, juglar de Dios", con
escenas que recuerda a “Blancanieves y los siete enanitos” e incluso “Pinocho”,
y con un elenco de actores muchos de ellos secundarios que siempre brillaron en
sus papeles en aquellas viejas películas españolas. Con el gran acierto de la
elección de aquel niño-actor Pablito Calvo, que marcó tendencia hasta en el
peinado y corte de pelo y que después incluso rodaría películas en Italia y
Estados Unidos, aunque ya crecido, no tuviera muchos logros en su carrera
artística.
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