Parece ser que los
obispos de la Provincia Eclesiástica de la Comunidad Valenciana intentan poner
ciertas condiciones a los cincuenta mil cofrades que forman parte de ese
movimiento religioso popular que son las cofradías.
Las exigencias, aún cuando sean elementales, que la jerarquía
eclesiástica intenta a veces imponer a a las asociaciones religiosas públicas
de la Iglesia (esta sería un primera definición de cofradía) olvidan muchas
veces las características propias de la religiosidad popular, que ayer, con un caldo de cultivo socialmente muy religioso, eran objeto
de catequesis pero, hoy, más bien, son campo de evangelización. Francisco, en su
exhortación "Evangeli gaudium",
dixit.
La religiosidad popular es un ámbito donde luces y sombras se entremezclan y son muy
difíciles de separar. Con frecuencia los controles no pueden funcionar. Separar
el grano de la paja tiene sus grandes riesgos. Es como pedir a un huerto que
produzca frutos, sin haberlos sembrado
previamente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario