Cuando aparecía en la
escena a mi me provocaba ya una leve sonrisa. Cuando empezaba hablar como una
especie de "Mari Sentencias" mi risa era ya abierta. Es lo que
provocaba en todos los espectadores la aparición en las películas la actriz
Chus Lampreave. Cuando hablaba tenía la irresistible lógica y el sentido común
de una abuela y la desinhibición y el desparpajo de una jovencita. Desprendía una serenidad y una humanidad apabullantes.
Siempre haciendo
papeles secundarios, (¡qué sería del cine español sin estos actores
secundarios!) pero se comía con su presencia al actor más gallardo y encumbrado
o a la actriz más bella y pizpireta. Ahora ha muerto, pero la seguiremos viendo
viva en tantas y tantas películas donde realizó breves y sencillos pero
inolvidables papeles.
Mi admiración y mi
homenaje. Y que descanse en paz.
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