El sábado pasado,
día del cuarto centenario de la muerte de Cervantes, felicité a mis amigos de
los grupos de WhatsApp con una cita muy bonita , tomada de El Quijote que a mí me
había enviado a la vez otro amigo. Dicho texto como tantas páginas de este
libro maravilloso estaba lleno de ensoñación y esperanza. Porque el Quijote es
un libro que rebosa ánimo y aliento para sus lectores.
Sin embargo,
después de releerlo varias veces, yo le notaba al texto algo raro: en su
construcción era defectuoso y además no recordaba haberlo leído en mis
múltiples lecturas de la obra de Cervantes. Así que buscando en Internet en qué capítulo del libro se podría hallar,
encontré una página web donde se me advertía que el texto era apócrifo y me aparecían
muchos más atribuidos que son una falsificación, cuando no tienen una mala
interpretación.
Por
ejemplo: Don Quijote nunca ha dicho “¡Con la Iglesia hemos topado!” para
mencionar un enfrentamiento con un poder establecido o un choque con la
institución religiosa (y más cuando Cervantes, al final de su vida, se había
convertido en un fiel y riguroso miembro de ella) sino "con la Iglesia
hemos dado, Sancho" cuando de noche entrando en el Toboso chocaron físicamente
con la pared del templo del pueblo manchego que Don Quijote creía el palacio de
Dulcinea. Esto aparece en el capítulo nueve de la senda parte. Francisco Rico,
el gran cervantista anota: ‘Hemos encontrado la iglesia’. “Con la sustitución
de dado por topado, y de forma totalmente extraña al contexto del Quijote, la
frase se ha proverbializado para indicar que la Iglesia o una autoridad se
interpone en la realización de un proyecto).
Como somos tan
incautos y también tan ignorantes no nos damos cuenta de que por Facebook se
propagan un montón de citas atribuidas a grandes escritores, gente famosa y al mismo
Papa que son totalmente apócrifas o sea falsas. Del mismo Papa Francisco se
pueden recoger un montón de frases y reflexiones tirando más bien a
excesivamente piadosas que el nunca las ha dicho ni escrito..
¡Pobre Cervantes!
Ya en vida tuvo que sufrir la suplantación de su autoría con una segunda parte apócrifa
escrita por Fernández Avellaneda donde
aparecía un Quijote demasiado burdo y basto. Para salir del paso, escribió el
rápidamente su segunda maravillosa parte. No le pudo salir mejor. Pero esto de
la persecución de los apócrifos parece ser que persigue al bueno de Don Miguel
de Cervantes y Saavedra hasta el siglo XXI. Y lo que te rondaré, morena.
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