A ciertas personas religiosas les ha molestado que el nuevo y casi imprevisto Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que me parece que en poco tiempo le sobrenombraremos “El breve”, haya tomado posesión jurando el cumplimiento de la Constitución Española, sin tener en la mesa el crucifijo y la biblia y haciéndolo por su conciencia y honor.
Me parece perfecto, además totalmente adecuado, aun cuando rompa la tradición de la todavía joven historia de nuestra democracia.
Yo no sé si él es creyente (supongo que no) pero aunque lo fuera, el crucifijo y la biblia implican una opción personal que no debe expresarse en los actos públicos que indiquen una orientación determinada. Ni “beato” ni hostil a las ideas religiosa de los demás: así me gusta que sea el que dirija el rumbo de mi país. "Dad al César lo que es del César y ..." Otros presidentes se acompañaron de esos símbolos religiosos y no podáramos afirmar que gobernaran muy cristianamente…
Pero sí que tomo muy en serio que haya jurado por su conciencia y honor. La conciencia es el tabernáculo del corazón humano, y en él reside Dios. Su honor es un reto personal que él aduce, es su palabra de hombre y sospecho que sabrá mantenerla con entereza, fidelidad y firmeza. Si a cada uno de nosotros nos gusta que nuestra conciencia y honor nunca sean violados y siempre respetados por qué con él no hay que considerar lo mismo?
El ser humano es la obra más grande de Dios y en su conciencia y honor también él habita ¿Para qué entonces más símbolos religiosos?
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