Perplejidad de profesor.
Esta tarde voy a comenzar un curso que realizo desde hace unos años en la Facultad de Teología de Valencia. La materia de la enseñanza que impartiré parece algo insólito: cine religioso, cine espiritual o cine teológico . Es una especie del seminario de bastante horas donde trataré de explicar la influencia que las ideas teológicas han tenido en el cine y cómo también las películas han transmitido los mensajes religiosos sobre todo cristianos a los espectadores. Después explicaré algunos recursos para, viendo una película, saber extraer sus aspectos religiosos, aunque a primera vista no aparezca..
Pero como todos los años al preparar el programa del curso, me quedo un tanto perplejo, por las características del asunto: para muchísima gente el cine solamente es un mero espectáculo, una diversión, algo que se contempla y se olvida. Por otro lado, muchos de los alumnos, suelen ser jóvenes ya maduritos, y carecen de bagaje cultural (de muchas disciplinas) y sobre todo de cultura cinematográfica: pues para hablar de cine en serio hace falta que quien te escucha no empiece de cero y eso significa haber visto ya algunos de los títulos emblemáticos del cine de todos los tiempos. Es la misma dificultad que un profesor de literatura podría tener explicando a James Joyce y sus alumnos no han llegado a saber quién era Shakespeare o no haber leído El Quijote.
Así que no sé cómo empezare. Tal vez, junto al programa que he preparado, intentaré transmitirles mi entusiasmo por el cine como medio de expresión artística y por tanto como medio de expresión religiosa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario