lunes, 16 de agosto de 2021

SE MURIÓ MI MASCOTA

 


La perfección del ave.  Se murió mi mascota.

A mi mascota -un canario de color, en su infancia, amarillo y rojo- la bautice, por eso de los colores nacionales, con el nombre de  “Patriota”. Más tarde el rojo y el gualda se trocaron en naranja. Cantaba con alegría, tesón e inteligencia. Siempre que me ponía música de Bach, él la adornaba con sus largos trinos. Tenía una manía, para arrancarse al canto emitía al principio unos sonidos que seguramente aprendió de los que emite el teléfono fijo: yo iba loco y confundido acudiendo a coger el teléfono.

Hace cuatro días se murió. Una patita se le llagó y no pudo superarlo. Me lo encontré yaciendo muerto en la jaula. Nada hay más triste que la contemplación de una avecilla muerta.

Hace dos años escribí un poema inspirado en su bello canto. Es mi pequeño homenaje a “Patriota”, alguien que me hizo una gran compañía.

 

El trino

Ando siempre buscando el verso

que despierte la emoción y el coraje de la vida.

Su claridad, su luz, la yema tierna de su alma.

Y escribo palabras que luego borro,

frases que enseguida tacho,

imágenes que me abandonan

y metáforas que me abochornan:

límite e impotencia de palabras balbucientes.

De pronto, el canario, el pequeño pájaro

que vive encerrado en su jaula,

junto a la ventana,

prorrumpe en un largo trino

potente, armonioso y bello

¡Palabras y frases,

imágenes y metáforas,

silencio y silbos,

hermosura y misterio de la vida!

No la toques más, así es la rosa”.

                                               24/8/19.

 

 

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