Estoy contento
por el premio Nobel de Literatura que la Academia Sueca ha concedido al
cantautor Bob Dylan. Aparte de ser un reconocimiento a la cultura popular, es
también para mí un homenaje a la poesía sencilla y humilde que se esconde
muchas veces en las letras cantadas de muchas de sus composiciones musicales.
Entre tantas toneladas de zafia basura, cursi romanticismo y terroríficas
provocaciones de la música popular moderna, hay un auténtico filón de belleza
en muchas de las canciones de este cantante aunque, incluso musicalmente, algunas
no son un alarde musical.
Muchos poemas, a
veces, expresiones e imágenes indescifrables, ha escrito el bardo Bob Dylan. La
mirada hacia los desheredados, los ojos que se abren al misterio, el corazón
siempre dispuesto a la esperanza: esos son los vientos que orean sus poemas. Elijo tres canciones de entre mis muchas
favoritas: The Times They Are a Changing, Tombstone Blue, Knocking on
heaven´s door. Ayer
mismo, cuando me enteré de la noticia, las volví a escuchar. Un disfrute total.
Ahora, aunque las
probabilidades sean menores, a esperar
otro Premio Nobel para Leonard Cohen, a la altura o más, que Dylan.
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