viernes, 24 de enero de 2020

EL ORGASMO DEL CINE ESPAÑOL


La adjudicación de los premios Goya de la Academia del Cine Español, es sin lugar a dudas un acontecimiento importante en el mundo del espectáculo cinematográfico. Estimula una industria que en España hay que sostenerla, pues en verdad no anda muy boyante pues la competencia de otras filmografías extranjeras amenazan tragársela: el potentísimo cine norteamericano o incluso el cine francés.

Aunque a algunos no les parezca así, en España también se hace buen cine, lo que pasa que sus detractores solo se fijan en algunos bodrios de éxito que parecen ser la única muestra del cine nacional. Hay muy buenas películas españolas aunque sean minoritarias, o no tengan autores de prestigio, no sigan las modas, que se estrenan (si lo hacen), de tapadillo…

Pero otra cosa es la ceremonia de los Goya con su informe cantidad de tontería y espectáculo insulso e incluso de mal gusto que rodea el evento de la cine español que quiere copiar lamentablemente también al espectáculo de la entrega de los Óscars que será dentro de un mes. Cuanta tontería femenina y estupidez masculina, cuántos políticos presumidos, cuánto público de estómago agradecido cuántos adictos al poder establecido. Los políticos de moda se visten de frac, eufóricos, y ay de los políticos impopulares: mejor que no se dejen ver.

Una las causas por las cuales el cine español tiene tampoco prestigio es por su deseo de imitar los modos y el estilo del cine norteamericano. Muchas películas se convierten en torpes remedos del cine de Hollywood. Es un cine sin alma, sin originalidad que solo confía en los efectos especiales.

No sé si ese síntoma incluso está prefigurado en ese anuncio que TVE emite estos días con muy poca fortuna sobre los premios Goya: fingir un orgasmo en un restaurante lleno de comensales. Laescenita está tomada de una brillante comedia norteamericano del año 1989, «Cuando Harry encontró a Sally" donde Meg Ryan finge en público un orgasmo aparatoso y ruidoso delante de su pretendiente Billy Cristal. El afortunado y divertido momento ha sido copiado en muchas películas; ahora lo hace TVE con bastante desacierto: orgasmo copiado y fingido. En el fondo está mostrando uno de los problemas del cine español: su imposibilidad de competir con el cine norteamericano.

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