Estos días ando rezando firme y persistentemente por un amigo del alma y compañero que se enfrenta a un percance muy grave de su salud. Tiene que ser intervenido en una operación quirúrgica sumamente delicada. Anda lógicamente muy apurado y sus amigos también compartimos esa preocupación. Pero él, con su firmeza y su voluntad, está sabiendo muy bien afrontar esa difícil y dura situación.
Está siendo un ejemplo para todos nosotros porque su, sincera, auténtica y vivida fe en Jesucristo, el Señor, que nunca le ha fallado, ahora mismo le está apoyando enormemente. Yo rezo por él todos los días y también le pido al Señor que me dé el mismo coraje y fuerza que a él le está dando si estuviera algún día en esa situación.. Y le digo a mi amigo que siga confiando en ese Dios del amor en el que él cree y también en los grandes avances que hoy la medicina quirúrgica posee.
La semana pasada, cuando después de un rato largo de conversación donde estuvimos tomando café, me pasó un texto-documento sumamente importante para la prueba que por la que está pasando: en él estaba escrito su «Testamento espiritual». Las dos páginas me llenaron de emoción y no he dejado, una vez leídas varias veces, pensar y meditar en él.
Extracto ahora solamente uno fragmentos de esas palabras escritas con el corazón y con la esperanza en Dios.
… «Doy infinitas gracias a mi Señor Jesús por el cual he conocido y vivido el inmenso y extraordinario amor de Dios, nuestro «Abba»… Doy infinitas gracias a Dios por la vida que me ha tocado experimentar y que me ha hecho comprender que nos movemos en un inmenso océano de gracia… por eso puedo proclamar, gracias a la magnanimidad del entrañable amor de Dios, que he degustado, ya en esta vida, lo que espero gozar, por su gran misericordia en la plenitud de la vida en Dios …Desde esa experiencia vivida afronto con serenidad mi enfermedad y me pongo en las benditas manos de Dios, uniéndome en la plegaria de tantísima gente que intercede por mí ante el Señor. Al acabar mi testamento espiritual, he de insistir en que todo ha sido un derroche de don y de gracia… La fe no defrauda nunca y por ella confío en que, cuando acabe mi vida en este mundo, podré participar de la vida de Dios que con tanta ansia he deseado: "Jo tinc set de tu, tinc set del teu amor. Jo tin set de tu, oh font de llibertat!"
Amigo, Dios está contigo y nosotros te acompañamos también. Seguro que Él te recuperará en la salud para que continúes haciendo el bien siendo testigo de Jesús de Nazaret, el Señor y su Reino.
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