Hoy hace 25 años que mis amigos del alma Jesus e Isabel se casaron. Contrajeron matrimonio un 13 de mayo allá en la Serranía en el templo de la parroquia del bello Alpuente. Querían que fuera en un pueblo del la montaña a la que tanto deben, que tanto aman y que tanto sienten. Yo me uno a ellos en la alegría de esta celebración plateada y les deseo que continúen en ese amor tan bonito que ellos se prometieron. A mí me han hecho partícipes muchas veces de la gran alegría de esa unión y he sido testigo de su generosidad, alegría e ilusiones y los tres hemos vivido muchas experiencias sobre todo en el corazón de las montañas. Hoy, en la misa que celebraré, daré las gracias a Dios por ellos y les pediré que los siga bendiciendo,
En aquella mañana de mayo, radiante y soleada, aunque la noche anterior había llovido y las cumbres del Javalambre a lo lejos se veían nevadas, yo tuve el honor de poder presidir aquella eucaristía que les unió el matrimonio. El templo del pueblo de Alpuente, algo frío en su interior, acogió también a un montón de familiares y amigos que desde Ribarroja, un tanto extrañados y sorprendidos y algunoss tiritando por sus ligeros vestidos de boda, los acompañaron.
Hoy y ahora por las circunstancias de esta desdicha mundial que nos ha caído, no podremos brindar con una copa de buen vino. Más tarde si Dios quiere, así será.
¡Jesús e Isabel, ¡ad multas annos!!
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