El domingo pasado fue la fiesta de San Juan de Ávila, un sacerdote que vivió en el siglo XV y que influyó enormemente en las grandes figuras de aquel tiempo: Teresa de Jesús de la cual fue su confesor, Ignacio de Loyola, Luis de granada, juan de diosTomás de Villanueva, Pedro de Alcántara y otros muchos. Fue un simple cura de una amplia cultura y con grandes inquietudes sociales que le obligaban a preocuparse por la reforma de la iglesia de aquel tiempo. Quería irse a América para allí predicar. No pudo pero lo hizo aquí en España y especialmente en muchas ciudades y pueblos de Andalucía. Es uno de los grandes escritores ascéticos de la literatura castellana. Se le ha proclamado el patrón de los sacerdotes españoles.
El Cardenal Stella, prefecto del clero en Roma, a raíz de esta festividad ha enviado una carta al cardenal Omella, presidente de la Conferencia Episcopal Española alentando a los sacerdotes en este tiempo de tan seria dificultad para ejercer el sacerdocio. De homenaje a los muchos sacerdotes que en estos meses han fallecido, casi de una forma anónima y que junto con tantos otros han comprendido que nadie se salva solo. El cardenal Estela nos recuerda las palabras de San Juan de Ávila en donde nos avisaba de que en circunstancias como estas hemos de reanimar nuestro amor: ” no esperéis horas ni lugares ni obras para recogeros amar a dios; pues todos los acontecimientos serán despertadores de amor. Sentir los males ajenos y llorarlos importunar a dios por los prójimos, tener corazón de madre y manos largas con los desconsolados y pobres".
Frente a los discursos farragosos, vacuos y rancios de algunos obispos, más preocupados en mantener su estatus y el clericalismo y no dar paso al pueblo llano de Dios, ¡como me alientan en mi vocación de sacerdote las palabras del cardenal Stella¡
No hay comentarios:
Publicar un comentario