domingo, 3 de mayo de 2020

ACIAGO ABRIL



Finalizó abril que siempre fue un mes de ilusión y esperanza y que esta vez se nos ha trastocado en un tiempo encarcelado, lleno de crueldad y temblor. Se va abril tiritando como si fuera crudo invierno, amordazado y sin aliento, esperando el rayo. Y abril, lejos de nosotros, reverdece fuera de nuestras calles, florece lejos de nuestras casas, sin miedos ni peligros en el jubiloso silencio de los montes, valles y praderas.

Aparece otra hoja del calendario que es verde y florida y que dará paso al mes de mayo, también con esquinas inciertas, con miradas de sospecha. Mayo con su luz, sus perfumes, sus amores, sus muchachas en flor, sus sonrisas y sus susurros y que, como abril, parece oscurecerse, asediado de asechanzas y miedos.

Y aquí nosotros, otra vez, sedientos del luminoso milagro de la primavera.

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