Mi Iglesia está clericalizada ¿quien la desclericalizará? El desclericalizador que la desclericalice, ¡buen desclericalizador será!
En un documento escrito por un buen amigo y que me envía por correo, éste se lamenta del terrible problema que tiene la Iglesia Católica y que preocupa grandemente al Papa, del cual ayer mismo ha vuelto a lamentarse: el clericalismo. Yo le contesto dándole también mi opinión.
Le escribo: Creo que, como dice el documento, el gran enemigo de la reforma de la Iglesia es el clericalismo: algo que es tan difícil de ejecutar… Ahora tenemos quizá una ocasión muy buena para dar a la Iglesia el empuje laico que necesita: la experiencia de la iglesia doméstica que hemos vivido durante el tiempo del confinamiento en donde la vivencia de la fe cristiana se ha tenido que hacer sin las "mediaciones normales sacramentales" sin la asistencia al templo, sin la presencia del sacerdote, conminando a los cristianos en su casa a ejercer el sacerdocio general de los fieles, aunque sin sacramentos oficiales, es una experiencia que aunque tal vez se pierda, dejará su poso e impronta.
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