Después del concilio Vaticano II, por causa de la búsqueda de una liturgia más austera y purificada y centrada sobre todo en el misterio de Cristo, se intentó que en los tiempos litúrgicos fuertes (Adviento, Cuaresma…) no hubiera celebraciones de santos que rompieran el ritmo litúrgico. Y así en cuaresma prácticamente desaparecieron todas las fiestas de santos (¡se habló de trasladar el día de San José!) y la fiesta de la Virgen de los Dolores en el viernes del mismo nombre se trasladó al 15 de septiembre, como antes se celebraba. Pero la piedad popular es terca y lo que hace ahora es celebrarlo los dos días: el viernes de Pasión, y hoy mismo.
A mí siempre me ha impresionado esta fiesta de la Virgen María porque está llena de terrible humanidad. María, la madre que llora, se une a todas las madres del mundo para sufrir por sus hijos.
Lo he celebrado ya desde esta mañana cuando después de hacer un rato de oración matutina, buscando en YouTube he escuchado la maravillosa composición de Pergolesi, "StabaT Mater" que podéis escucharen YouTube. También me he acordado de los «Granaderos de la Virgen" que hoy en el Cabañal celebraban una gran fiesta, aunque ahora limitada por las precauciones de la pandemia.
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