No sé
si es una idea preconcebida, o una sensación creada por los medios de
comunicación, pero todos notamos que estas Navidades son las de la más cruda
crisis. Todos andamos preocupados por tanta gente que está pasando tanta
penuria. Y eso se advierte enormemente, precisamente en la solidaridad con todas
estas personas.
Lo
digo por el éxito que han tenido este año las campañas de recogida de alimentos
en nuestros barrios, con la iniciativa de la Junta Mayor de la semana santa
unida al Mercado del Cabañal. Han recogido una gran cantidad de alimentos no
perecederos, que serán destinados para su distribución a las Cáritas Parroquiales
del arciprestazgo.
Igualmente
en la Parroquia de los Ángeles de El Cabanyal, la “campaña del kilo” ha sido
también un rotundo éxito. Además de lo que los feligreses de la parroquia han entregado,
la donación de alimentos por parte de los niños alumnos del Colegio Chiner, la
ayuda de la parroquia de San Alberto Magno, y otros donantes anónimos ha provocado
que estas Navidades se haya recogido más alimentos que nunca.
Ahora
viene la fase más difícil: entregarlos a los que de verdad los necesitan. Voluntarios
en la Parroquia están ahora clasificando los alimentos, haciendo lotes,
empaquetándolos o poniéndolos en bolsas, para su distribución. Ésta queremos
que sea lo más justa posible. Pero a veces es tan difícil desenmascarar la
picaresca…
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