Y aquí, clavados los textos a los tronco de los pinos, servales, alarces y abetos
que forman el bosque del comienzo del seno del Valle de Pineta, al pie de su
majestuoso circo, en el llano del lago colmatado que fue, miles de años atrás lugar
donde arrancaba la lengua de su glaciar, me encuentro un bella exposición al
aire libre de poemas que expresan la experiencia gozosa del hombre que se
encuentra con la montaña.
Recorriendo
los veinticinco arboles, el montañero se deleita leyendo versos, canciones,
caricaturas, textos científicos sobre esa maravilla que siempre será la
montaña, que acumula además de las piedras y rocas, en su corazón sensible,
cimas de sublime belleza y que se transmite al alma del que contempla el paisaje.
La exposición
en el bosque la ha organizado una asociación cultural llamada “El Cillo” creo
que de Espierba y que no conozco pero a quien desde aquí agradezco porque me ha
hecho gozar de dos cosas a la vez que amo y me entusiasman: la montaña y la
poesía.
Ha sido
una de las cosas más gratificantes que he podido disfrutar en mis días de vacaciones
pirenaicas en Bielsa. Ayuda además a romper esa imagen de turismo cutre o insensible a la cultura que en los lugares de esparcimientos de vacaciones muchas veces se crea.
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