miércoles, 23 de agosto de 2017

HOMILÍAS, CURAS Y TALIBANES



Se ha expandido por la redes como fenómeno viral el fragmento de una homilía que un cura de Madrid ha pronunciado a raíz de los atentados terroristas en las Ramblas de Cataluña. El sacerdote es Santiago Martín, ex franciscano y antiguo charlista de TVE que, en tiempos del cardenal Suquia, defendía a capa y espada las ideas ultraortodoxas de cierta sección supremacista de la Iglesia católica en España. 

El discurso del cura desde el púlpito de su parroquia en Cuatro Caminos de Madrid, al principio me ha parecido algo razonable pero luego,  según lo iba escuchando, me ha espeluznado, por cuanto que veo en él una reacción nada saludable para lo que deben ser las palabras de un sacerdote que en la homilía de la eucaristía que celebra, debe reflejar no sus ideas y opiniones propias,  y además de índole socio-político, sino reflejar y aludir a lo que dicen las lecturas de la Palabra de Dios de ese domingo. Véanse por ejemplo,  las palabras del cardenal Monseñor  Agrelo en el funeral celebrado ese mismo día en la basílica de la Sagrada Familia de Barcelona. Precisamente en las lecturas litúrgicas de ese domingo se nos muestra al profeta Isaías (22, 19-23) y luego a Jesús en el Evangelio (Mt 16, 13-20)  promoviendo la aceptación de los extranjeros y combatiendo precisamente las actitudes de xenofobia.

Santiago Martín, pues, el presbítero mediático,  aprovecha la ocasión para señalar y fustigar la gestión de alcaldesa de ayuntamiento a la que llama comunista (¿) y que a él no le gusta nada y trata de  defender a las autoridades de otro hipotético ayuntamiento de otro partido que es más de su agrado. ¿No es esto pura demagogia ? 

Toda la razón se tiene cuando se quiere prohibir que los imanes de las mezquitas inviten a la guerra santa y radicalicen a sus fieles. Sabemos todos que el mensaje de una auténtica religión debe ser el mensaje del amor y de la fraternidad y no usar el lenguaje del odio o de la animadversión. Resulta que también en nuestra Iglesia Católica algunos curas han sido verdaderos “trabucaires". Intentan, desde la ventaja que les otorga el púlpito, amoldar  la doctrina de Cristo convertida en ideología a sus conveniencias personales o corporativas. Cuando verdaderamente los curas en sus sermones deben servir a la Palabra de Dios para que ilumine a los creyentes y estos sí que deben entonces, construir una sociedad de acuerdo con los principios del Evangelio.

Y es que en tiempos de alarma y miedo social enseguida aparecen los demagogos de turno que en nombre de no sé qué Evangelio intentan arrimar el ascua a su sardina ideológica. La invitación a los familiares de las víctimas a denunciar a la alcaldesa de Barcelona es de juzgado de guardia. Ésta le ha contestado que lo que ha dicho el cura en la homilía es miserable. Coincido con ella. Y proclamo que la mayoría de los curas de la Iglesia no somos así.

Pero todo esto aún se torna en más contradictorio y hasta vergonzoso cuando sabes que precisamente en las lecturas de la misa donde se pronunciaron esas palabras hay una clara invitación a la tolerancia, a la aceptación y al amor a los extranjeros. Véanse las lecturas de Isaías y la del Evangelio Jesús y la mujer extranjera Cananea.

Me duele la Iglesia.

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