Se me ha encogido el alma y congelado la sangre al enterarme de la noticia de esa muchacha menor de edad a quien en Holanda se le ha practicado la eutanasia. La causa era una profunda depresión que no pudo superar debido a haber sufrido violaciones continuas. Junto a la enorme tristeza que puede producir esto, uno se pregunta hasta qué nivel de lamentable miseria moral puede llegar una sociedad y más aún cuando ésta, como la holandesa, vive en un estado de alto bienestar y, se entiende también, de civilización.
Pero también, -ahora uno respira hondo y con alivio-: parece ser que ha sido una falsa noticia difundida irresponsablemente por algunos medios de comunicación. (¿Y eso quedará impune?) ¿Qué pretenden con eso? ¿Alterar el orden moral? ¿Subvertir algunos valores fundamentales que deben ser sagrados? ¿Crear una inestabilidad psicológica en una Europa que parece abocada a una crisis histórica?
Porque la información difundida en todo el planeta- «se le aplica la eutanasia a una muchacha de diecisiete años»- parece ser una manipulación. Es cierto que la chica pidió la eutanasia a las autoridades sanitarias, pero fue rechazada. Sencillamente, la muchacha se negó a comer y beber hasta su muerte y la familia, junto con los médicos, después de haber intentado todo tipo de terapias, convencidos de la inutilidad de sus esfuerzos, decidieron no forzar su decisión, sino que le ofrecieron tratamientos paliativos. Esto nos lo cuenta «Aleteia» una página Web muy recomendable.
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