martes, 9 de abril de 2013

De Romería en LLiria


 
Bendiciendo el manantial
Ayer, en  Valencia se celebró la fiesta de San Vicente Ferrer. Santo importante al que se le tiene gran devoción  puesto que nació aquí y tuvo gran influencia en la historia del Antiguo Reino de Valencia.

 Yo he celebrado el día participando en la romería que en la ciudad de Lliria se celebra todos los años. Allí el Santo Predicador hizo el milagro del manantial inagotable. Como toda romería, participas de la alegría de la fiesta de encontrarse con los amigos andando el recorrido a través del campo.

Es fiesta de primavera aunque este año el invierno parece no querer despedirse. Negros nubarrones amenazantes se paseaban por el cielo que a veces aparecía azul brillante. Casi todo el pueblo de Lliria se cobijó en la sombra de los pinos, olivos y algarrobos que circundan el manantial que San Vicente Ferrer prometió que nunca se secaría para los llirianos. La ermita del Santo, del siglo XVI, enjalbegada y blanco como una paloma estaba llena a tope. Una misa cantada con un sermón muy sencillo y directo pronunciado en un valenciano llano y elegante pronuncio el cura. Después, un rito entrañable y y ancestral en donde todo un pueblo se alegra con la vida que dan las aguas que brotan en el manantial y que el cura allí bendice solemnemente.

La gente almuerza en el hermoso paraje, alrededor de la gran laguna. Algunos que han bebido más de la cuenta, acaban bañándose en las aguas del lago de San Vicente, esta vez demasiado frías. Una jornada feliz y festiva que acabó con el regreso al pueblo acompañando la imagen del santo al final las nubes desaparecieron y el sol campó por su respetos.
De regreso de la Romería

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