Lo
que le ocurre a Tomás el incrédulo es lo mismo que lo que a nosotros nos suele
suceder. Parece como si para ejercitar nuestra
fe o sentirla viva, necesitemos sacudidas fuertes -una especie de tratamiento de
shock- . ¿Es así como pensamos que vamos a ser conscientes de que creemos en el Señor Jesús?
La
clave de todo esto es que la fe en Jesús de Nazaret resucitado solo se puede encontrar
y vivir en el ámbito de una comunidad de creyentes, nunca en soledad o
aislados. La resurrección de Cristo no es un “desiderátum” individual -o una comida de coco- sino que
compartiendo vida con los demás tu descubres a Jesus vivo.
La primera lectura que describe como eran las
primeras comunidades cristianas nos lo sugiere: en fraternidad con los más
pobres , es como encontramos a Cristo y avivamos nuestra fe en el Resucitado.
Por eso Tomás, que en la primera aparición no estaba, no podía creer. Así pues
no se trata para tener fe, de valerse de pruebas físicas sino que creer en el Resucitadoes aceptar a los hermanos como transmisión
y lugar de encuentro con el Señor.
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