sábado, 6 de abril de 2013

"Si no lo veo no lo creo" a propósito del Evangelio del Domingo



Lo que le ocurre a Tomás el incrédulo es lo mismo que  lo que a nosotros nos suele suceder. Parece como si  para ejercitar nuestra fe o sentirla viva, necesitemos sacudidas fuertes -una especie de tratamiento de shock- . ¿Es así como pensamos que vamos a ser  conscientes de que creemos en el  Señor Jesús?

La clave de todo esto es que la fe en Jesús de Nazaret resucitado solo se puede encontrar y vivir en el ámbito de una comunidad de creyentes, nunca en soledad o aislados. La resurrección de Cristo no es un “desiderátum”  individual -o una comida de coco- sino que compartiendo vida con los demás tu descubres a Jesus vivo.

 La primera lectura que describe como eran las primeras comunidades cristianas nos lo sugiere: en fraternidad con los más pobres , es como encontramos a Cristo y avivamos nuestra fe en el Resucitado. Por eso Tomás, que en la primera aparición no estaba, no podía creer. Así pues no se trata para tener fe, de valerse de pruebas físicas sino que creer en el Resucitadoes aceptar a los hermanos como transmisión y lugar de encuentro con el Señor. 

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