El viernes pasado
estuve casi todo el día en Chelva, en la fiesta de su patrona la Virgen del
Remedio. Me invitaron unos amigos de la Junta de Gobierno de la Cofradía. Tengo
devoción a la Virgen del Remedio porque yo pasé algunos años de mi adolescencia
en Chelva. Pude concelebrar la Santa
Misa solemne que se celebró en el templo parroquial, un soberbio edificio de un
barroco exuberante que necesita urgentemente una restauracion por fuera y por dentro. El templo estaba rebosante de fieles y se celebró una misa
muy solemne, en un altar presidido por robusto retablo también muy barroco que
está en fase de reconstrucción. En nustra malhadadda guerra civil el fuego lo destruyó. Desde los años de la posguerra que dicho retablo se está
intentando rehacer. Hace falta mucho dinero para tan tamaña obra, pero los
chelvanos son gente arrojada y ojalá puedan acabarlo: ya han conseguido
reconstruir las dos terceras partes de éste.
Éste es uno de los
problemas importantes que tiene este pueblo tan bonito como es Chelva: su restauración . Fue
en su tiempo un núcleo urbano muy importante, y conserva en su urdimbre urbana
los largos siglos de la historia de su población: un barrio moro llamado
Benacazira con callejuelas estrechas, casas enjalbegadas de blanco,recivecos misteriosos y rincones
inolvidables. Y una judería en el barrio del Raval, con callecitas retorcidas y
empinadas, arcos y pasadizos casi secretos, que dan un gran encanto hoy este
esta villa. En todas las placetas se oye el murmullo de las aguas de sus
fuentes que se escucha por todas partes. Todavía se conservan tres lavaderos públicos ¡que siguen utilizándose!
Pero urge una gran restauración para que muchos edificios no se caigan.Si os gusta la fotografía, hallaréis imagenes preciosas. Deambular por esas callecitas y plazas recoletas donde encontraréis encantadoras hermitas, pasear por el laberinto de las callejuelas de Chelva es un paseo
inolvidable.
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