Este
martes pasado de agosto hemos conocido la muerte de dos personas admirables: la
del sacerdote Miguel Pajares de la Orden de San Juan de Dios, debido a la
enfermedad del Ébola y la de Robin Williams, el actor de Hollywood, por
suicidio. Pese a todo, hoy no es un día triste.
Creo
que todos sentimos casi lo mismo ante la muerte del sacerdote misionero. Yo
quiero solamente recordar algo que hoy en la celebración de la Misa he recordado:
las palabras de Jesús "…Nadie tiene amor más grande que aquel que da la
vida por sus amigos". En este sentido la muerte del padre Pajares, es tan
parecida a la de Jesús... por eso su muerte es tan bien como la de Cristo su
victoria. Qué hermoso testimonio para todo el mundo cuando parece que este tipo
de valores anda tan ausente.
Y
en un plano totalmente distinto, a mí la muerte de Robin Williams, también me
ha conmocionado. Me hacía reír mucho, pese a que era un actor histriónico y muy
gesticulante. Como muchos lo descubrí como el profesor John Keats “En el club
de los poetas muertos”. Me gustaba mucho el papel que hizo de estrafalario
mendigo loco en "El Rey Pescador".
Si
multiplicaba haciendo películas, transformándose en distintos personajes,
cambiando las voces, y haciendo imitaciones. También hizo papeles serios. Uno,
que a mí nunca se me ha olvidado ("Retratos de una obsesión") y que en el
fondo revelaba el drama que vivía en su propia vida en la realidad: la terrible
soledad y tristeza del payaso que tiene que hacer reír.
Vivió
muchas veces bajo la angustiosa y trágica sombra del alcohol y la droga, y una
enorme depresión le ha llevado al suicidio. Descanse en paz y que Dios le premie
todas las sonrisas y risas que ha provocado para hacernos felices.
Ahí
va un texto dela película “El club de los poetas muertos” de Peter Weir:
“El día de hoy no se volverá a repetir. Vive
intensamente cada instante, lo que no significa alocadamente; sino mimando cada
situación, escuchando a cada compañero, intentando realizar cada sueño
positivo, buscando el éxito del otro; y examinándote de la asignatura
fundamental: el amor. Para que un día no lamentes haber malgastado egoístamente
tu capacidad de amar y dar vida.”
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