Ahora que la noche es tan pura,
y que no hay nadie más que tú,
dime quién
eres.
Dime quién eres y por qué me visitas,
por qué
bajas a mí que estoy tan necesitado
y por qué
te separas sin decirme tu nombre.
Dime quién
eres tú, que andas sobre la nieve;
tú que, al tocar las estrellas,
las haces palidecer de hermosura;
tú que mueves el mundo tan suavemente,
que parece que se me va a derramar el corazón.
Dime quién eres, ilumina quién
eres;
dime quién soy también,
y por qué
la tristeza de ser hombre;
dímelo ahora que alzo hacia ti mi corazón,
tú que andas sobre la nieve.
Dímelo ahora que tiembla todo mi ser en libertad,
ahora que brota mi vida y te llamo como nunca.
Sostenme entre tus manos;
sostenme en mi tristeza,
tú que andas sobre la nieve.
José Luis Blanco
Vega, sj
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