Otra vez y de nuevo, el esperpento en España. Se ha muerto la Duquesa de Alba. En primer lugar, que descanse en paz y deseo que Dios la tenga en su Gloria.
Los
medios de comunicación, especialmente la televisión, se han encargado enseguida
de canonizarla. Largos informes sobre lo que fue y lo que supuso en la vida de
nuestro país durante muchos años. Ella dice que era una señora normal, que leía
libros, que iba al cine, que compraba ropa en el rastro, que pintaba cuadros,
que montaba caballo, que bailaba sevillanas, que tenía palacios cerrados y
fincas en barbecho, que sobrevivió a dos maridos, que convivió cómodamente con
la dictadura, etc.
Decir
eso a mí me parece un dislate por no decir una blasfemia, en un país donde los
parados no tienen ni un sitio para estar los lunes al sol, y las mujeres, que
sufren la marginación, el desprecio y los malos tratos continuos.
Pero
era muy graciosa y ocurrente, era muy provocadora, muy extravagante, y muy
rompedora. No sé si era muy libre como afirman los papeles... Al final se convirtió en una auténtica caricatura de sí misma. Los años
finales, hizo de su vida un espectáculo esperpéntico. Tal vez sea una fuga
hacia adelante.. .
Así
que, españoles, viva el folclore. La
televisión, en vez de informar sobre otros graves asuntos de esta "pobre
patria mía", se ha puesto las botas emitiendo sesudos y largos informes
sobre esta figura folclórica.
Y
mañana o pasado comienza otra folclorada: el ingreso en prisión de una famosa
cantaora. Veremos qué folclore se arma. Continuará…
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