Podría ser el mar de Tiberiades,
escenario diario donde no toca vivir,
podría ser Jesús de Nazaret
presencia y pregunta.
Podría ser Pedro el pescador,
fe y duda, abrazo y traición.
Pedro como un bebé que echa andar
que avanza tres pasos y cae en el mar.
Las manos del amigo lo hacen levantar.
¡No tengáis miedo! ¡Vuestro ánimo elevad!
PODRÍA SER EL MAR DE TIBERÍADES
Podría ser el mar de Tiberíades,
orilla de Sus Pies.
Simón llegaba, adusto,
y echaba la mirada como una inquieta red: —Maestro, ¿tú que dices?
—Pedro, vamos a ver...
El Reino, como sabes, pasa bajo las aguas igual que un pez.
Podría ser el mar de Tiberíades,
si el Araguaia es. |
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