jueves, 1 de abril de 2021

EN JUEVES SANTO


 Hoy es jueves santo. En la ciudad, que no es festivo laboral, se nota porque la gente parece andar más deprisa, con deseos de acabar sus faenas, para terminar antes y tomar fiesta y sosiego. Los albañiles recogen todos los cachivaches esparcidos durante la semana pues van a tener unos días de descanso. Las tiendas tienen sus estantes casi vacíos, han vendido las provisiones para estos días de cierre. Los niños no se ven por las calles en su trasiego del colegio a casa o de casa al colegio. 

Y por la tarde las iglesias van abriéndose poco a poco para acoger a los fieles que acuden vestidos con sus mejores galas. El resplandor de la tarde tibia y brillante se cuela por la puerta de los templos. Éstos parecen habitados por una luz especial y por sus vidrieras lucen dorados reflejos.

El jueves santo los cristianos recuerdan el amor de Cristo a todos los hombres, celebrado en medio de la nostalgia de sus últimas horas. Jesús se va y sabe que va a ser trágicamente y barrunta que va haber unas horas muy amargas en donde él no sabrá casi ni dónde poner la mirada. Su corazón, latiendo con fuerza, se despide de sus amigos y les da los últimos consejos, la última voluntad, lo que mejor que el posee: amor que rebosa en su corazón.

Hoy es jueves santo y quizá para mí el mejor día de la semana santa. Respiro un aire suave y armonioso que equilibra y modula los sentimientos de mi alma. El recordatorio de que sin amor todo es muy difícil y que junto a los otros que son mis hermanos solo el amor es posible me acompañan.

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