Mi amigo Paco Celdrán me envía una foto muy bonita donde dos curas (uno, yo) aparecemos en actitud de profunda meditación en el transcurso de un procesión.
Aunque a veces los
sacerdotes tampoco damos ejemplo en las procesiones con nuestro silencio, todo
desfile religioso debe cumplir con estos requisitos:
a) Ser ocasión para interiorizar nuestra fe en el Crucificado, convirtiendo en oración nuestro acompañamiento a Jesús, el Crucificado. Por eso, tan importante el silencio.
b) Ser motivo de exteriorización
de esa misma fe el Crucificado a través
de nuestro comportamiento en la procesión: respetuoso silencio y si se tiene
que hablar, que sea lo preciso. Hay que cuidar también la vestimenta. Se debería
exigir que la gente vaya correctamente vestida.
3) Orden y protocolo. Las cofradías de deberían evitar el tumulto alrededor de las imágenes, poner un orden y límite a los fotógrafos y prensa, que por sacar fotos desde ángulos imposibles, entorpecen y desfiguran un acto que tanta piedad y devoción sugiere.
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