Se recomienda vivamente que leáis
el evangelio de este domingo donde se nos presenta a un Jesús de Nazaret, audaz
y atrevido, convencido y resuelto, ante los prejuicios, las mentiras y las
envidias de los demás. Fue una de las primeras cosa que seguramente realiza al abandonar
el hogar materno: después de darse a conocer con su mensaje extraño en los pueblos
de alrededor del suyo, acudió a la
Sinagoga de su pueblo Nazaret y delante de sus familiares, compañeros de
infancia y escuela, colegas de trabajo (Jesús haría de albañil en la cercana
Séforis que se estaba a construyendo) y amigos de toda la vida pidió, leer y
comentar la lectura del sábado.
Leyó un texto de Isaías, III,
(libro de la alegría y la consolación), cerró el libro y se dispuso a
comentarlo. Todos guardaban silencio, todos se miraban de reojo. Casi no lo hizo:
sencillamente señalándose a si mismo dijo.”Hoy se cumplen estas escrituras que
os he leído”.
Valor y coraje. Habría que
ver las caras de los vecinos que le conocían de toda la vida. Pensarían: blasfemia.
Jesús se identifica con esa Palabra. Mas., él comienza a realizarla en su
persona. ¿Hay algo más esperanzador, alguien sabe de un futuro más hermoso que
el que Jesús nos anuncia?
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