domingo, 15 de septiembre de 2013

Perdidos (a propósito del Evangelio del Domingo)



El Evangelio de este domingo nos selecciona dos de las tres parábolas que  se narran en el capítulo 15 de San Lucas (las parábolas de la misericordia de Dios): la oveja y la moneda perdidas. La otra parábola es la conocida y maravillosa de "El hijo pródigo".
Jesús nos señala que para Dios nunca considera al hombre que peca como un infectado, o un pervertido, o alguien al que es mejor obviar u olvidar. Para Dios un pecador es un hijo que ha perdido, y Él andará buscándole día y noche a costa incluso de dejar seguridades. La alegría que siente su corazón es su mayor recompensa: para el que se pierde (el hombre) y para el que encuentra (Dios).
¡Qué poco hemos aprendido cuando siempre estamos condenando a aquel que se sale de nuestros caminos y perspectivas!¡ Qué lejos está la Iglesia de esa misericordia de Dios, cuando tantas veces en vez de comprender y buscar al pecador, al que se sale de  sus filas, no ha hecho más que condenar y excomulgar!

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