El Papa Francisco ha renovado su pasaporte y su D.N.I.,
pero en vez de pedirlos como ciudadano de ese Estado-privilegio que es el
Vaticano, ha pedido un pasaporte y D.N.I. argentinos. No ha querido ninguna prerrogativa
especial. Y además lo ha pagado de su bolsillo, 40 €.
Este Papa no deja de
sorprendernos. No sé del todo qué sentido tiene un pasaporte de una
nacionalidad o de otra, puesto que el papá lógicamente acabará sus días en el
Vaticano.
¿Acabará sus días? ¿No será que
el día menos pensado el Papa Francisco, coja su maleta, deje el Vaticano, una
vez lo haya renovado del todo, y se vuelva a su país, a su diócesis, a su
apartamento de una sola habitación? Todo es posible en este Papa jubiloso y desconcertante.
Posiblemente lleves razón y ENTRE TODOS, cada uno a su manera, contribuyamos a que haga las maletas. Creo que a este buen hombre lo que mas le duele es que "nos sorprendamos" de que intente ser natural como lo fue Jesucristo.
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