Curiosamente, el evangelio
de este domingo que nombra a Cristo Rey, nos habla de flaqueza, de debilidad. La debilidad de Dios es Jesucristo
entronizado en la cruz y coronado de espinas.
Se abusa del nombre de Cristo rey para conquistar el poder
y dominar sobre los demás.
Jesús es rey, pero su reinado no es de este mundo, no es
como los reinados de este mundo. No es como el presidente Obama, como la Sra. Merkel
de Alemania ni… como el poder del Vaticano,
sino todo contrario.
Porque Jesús es la debilidad de Dios contra el poder. Y esta
es la debilidad de Dios, el amor a los hombres. En nombre de Cristo, lo único que
podemos hacer los cristianos es dar la vida por todos y ocupar el último lugar del
mundo para servir a todos.
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