domingo, 6 de julio de 2014

A propósito del Evangeluio de Domingo: Dios es Padre





¿Cuántas veces aparece el nombre de Dios como Padre en el breve texto del Evangelio de este domingo? Hasta cinco veces y éstas en un solo párrafo. ¿Qué se quiere mostrar con esto? Que era una palabra que estaba constantemente en los labios de Jesús. Como un buen judío, Jesús no nombraba a Dios (el “innombrable) con frecuencia.  Ni pronunciaría mucho  el  nombre de Yahvé, pero tampoco lo denominaba con frecuencia con sinónimos o circunloquios: el Santísimo, el Todopoderoso… etcétera.

¿De qué modo pues Jesús llamaría a Dios? Nombraría a  Dios como lo sentía: como Padre. Aquí lo hace en medio de un oración de bendición que no puede ser más tierna, más confiada. En algunos momentos familiares íntimos lo llamaba "papá" (“abba”).

Jesús elimina ese tipo de relación con Dios que a veces muchos tenemos: como el que está lejos de nosotros, como el que está encima de nosotros, como el que se diferencia absolutamente de nosotros. Dios es Padre, un padre lleno de cariño, de amor. Así tiene que ser la fe de los que creemos en Jesús de Nazaret, hijo del Padre común, y por tanto, hermano nuestro.

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