Esta imagen no es una pintura fovista ni una fotografía pintada.
Así se presentó este día de julio cundo el sol amaneció por las amansadas aguas
del Mediterráneo. No hay manipulación de color. Así se las gasta Dios, con la
obra de su naturaleza, regalando, a tantos que no lo merecemos, tanta belleza.Ha sido esta mañana.
Y también por la tarde en el cielo perfilado de la huerta de Alboraya
pintó este lubricán. ¡Los dedos de Dios convertidos en pinceles de un furioso
pintor fovista!
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