jueves, 3 de julio de 2014

La Romería de la Hermandad del Rocio. Una madrugada de "shock" (The end)






La imagen de la Virgen del Rocío se  dice que salía antaño de la ermita cuando empazaba a clarear el día. Ahora esto no ocurre antes de que las Hermandades recen conjuntamente el solemne Rosario que comienza a las 12 de la noche. ¡Estamos ya en el lunes!

Las numerosas carretas de Triana
Todas las hermandades acuden y se concentran en la plaza de Doñana. Una enorme explanada cercana al Santuario.  A las 11:30 de la noche cuando comienzan a concentrarse todas las hermandades y las calles de la aldea se iluminan con un reguero de velas encendidas. Las hermandades esperan que llegue la Hermandad Matriz de Almonte. Entonces por los altavoces diseminados por todo el lugar, comienza el rosario. Un rosario que se reza en sus distintas partes puesto que el tiempo que se emplea es muy largo. Todas las hermandades acaban sus rezos cuando llegan a la puerta de la ermita y retornan a sus casas.

Un momento del Rosario de Hermandades

Ahora, en la madrugada del lunes, son ya las dos de la noche, toca esperar a que salga de la ermita la Virgen a hombros de los almonteños.
El salto de la reja
 El Santuario está abarrotado de gente. No cabe un alfiler. Los cuerpos se tocan unos a otros. Hace un calor espantoso. Son los de los que quieren ver cómo los de Almonte saltan la reja y agarran las andas para transportar a la imagen de la Blanca Paloma. Yo nunca lo he visto en directo porque es una temeridad hacerlo. Este año la Virgen salió de la ermita a las tres y pico. Y la hermandad del Rocío de Valencia acudió a su lugar de cita: en la Plaza del Acebuchal, para que la Virgen la visitara. Como nunca se sabe cuándo va a llegar la imagen, acudimos muy prontamente. Esta vez estuvimos casi tres horas esperando. Pero bien vale la pena.

 Cuando empezaba ya a clarear en el cielo, llegó la imagen de la Virgen hasta el lugar donde estábamos. Hay que estar preparados: cuando  ya ha pasado por el anterior Simpecado, llega el momento que a mí me aterroriza: me suben a hombros en medio de una multitud que se atropella. Vas y vienes como si fueras un corcho en medio del mar. Y llega el momento maravilloso, mágico y sagrado en que la imagen de la Virgen está cerca, muy cerca del sin pecado. La imagen a pesar del tumulto que la arrastra se queda quieta y fija, delante de mí que estoy alzado en hombros delante del Sinpecado. Entonces (no sé como lo hago: pierdo la noción del tiempo y del lugar) y comienzo  a recitar en voz muy alta (una voz que no sé de dónde la saco) la Salve que acompañan rezando también todos los hermanos que parce caer en éxtasis. Es un momento único irrepetible, en donde pierdes prácticamente el control de tu raciocinio. Acabo dando los vivas clásicos a la Virgen hasta que ésta se va moviendo y separándose de nosotros: el momento no puede ser más emocionante. Llorando nos abrazamos unos a otros, y solamente decimos “¡que cerca, que cerca ha estado de nosotros!”. Supongo que para los antropólogos religiosos, esto lo considerará como una experiencia de lo sagrado, como una especie  de hierofanía una manifestación y experiencia de lo sagrado.
Esperando que llegue la imagen de la Virgen para rezar la Salve

 Ya acabó todo: regresamos casi en silencio, exhaustos y agotados no sólo por el sueño atrasado, sino por el latigazo de emoción profunda religiosa que hemos experimentado y por la adrenalina gastada en ese momento.

Alivio para los pies en un descanso del camino
 Ahora empieza el camino de regreso. Las maletas preparadas se cargan en el autobús y hacía las 11 de la mañana se sale camino de Valencia. Hacia las 10 ya de la noche, se llega a casa. La Romería de la Hermandad de Nuestra Señora del Rocío de Valencia ha terminado.




Una carreta de Huelva



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