He leído íntegro el Pregón de la Semana Santa
Marinera del presente año que pronunció Pere Fuset en la iglesia parroquial de
Nuestra Señora de los Ángeles de El Cabanyal. Me parece uno de los mejores y más
ponderados pregones que últimamente se han proclamado.
Había polémica, dado el color político del pregonero. Y me imagino que más de uno de los que llenaban el templo acudió
allí para ver si saltaban chispas. Nada de ello. El concejal de Cultura Festiva del Ayuntamientode Valencia dijo un pregón lleno de mesura, con gracia y elegancia, con la mano tendida al entendimiento
y la armonía con todos: un verdadero testimonio de tolerancia y además de
equilibrio, que se debe mantener por igual entre el “poder” (nada me gusta esta
palabra) civil y el religioso. Ofreció su colaboración al prior, en un diálogo
donde cada parte tiene que saber dónde está. Recordó la igualdad que debe existir
entre todos al recordar y citar a San Pablo: …“ya no hay distinción entre
esclavos y libres, hombres y mujeres… porque todos somos uno en Cristo”. No fue una cita
gratuita.
Con el prior, Jesús Cervera, también párroco de
la Iglesia los Ángeles, pienso que si “nos dan la mano no hay ninguna razón
para no estrecharla”. También “los alejados” nos pueden enseñar a convivir en
fraternidad aunque piensen o tengan sensibilidades diferentes y, de este modo, también nosotros podemos
mostrar otro rostro, más amable y entrañable, de nuestra Iglesia.
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