En este momento estoy
leyendo el libro de Andrei Tarkovsky “Atrapar la vida”, mientras como música de
fondo escucho el último disco de Antonio
Zambujo y de repente mi canario, al que llamo “Patriota” por sus plumas rojas y
amarillas, y que es mi pequeña mascota que acompaña mi soledad, ha echado a
cantar.
¿A quién atenderé,
a la página del libro, a la música del portugués o a los trinos de mi pajarillo?
¿No es esto lo que llaman sencillamente felicidad?
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