Anthony Quinn en una escena del filme 'Barrabás', de Richard Fleischer
Os transcribo el ingenioso artículo de denuncia sobre el poder asambleario
y su uso fraudulento que señala más de un
movimiento político de ahora. Como soy hombre de Iglesia he pensado que este “pecado”
no lo tiene la Iglesia: de él huye como el diablo del agua bendita. Eso de la
democracia asamblearia, directa y sin control no le va. Y es invención del maligno . Nunca se
ha visto que la Iglesia convoque un referéndum ¿O sí?
Barrabasada
La característica más interesante de
la votación referendaria es la opción binaria ofrecida al pueblo: o blanco o
negro
XAVIER VIDAL-FOLCH “El País”, 3 ABR 2017
.
El más mítico ejemplo histórico de pseudo
democracia directa (subclase plebiscitaria) es la votación —a gritos— en favor
de Barrabás, quien salvó así la vida.
El prefecto Poncio Pilatos, quizá nacido en
Tarraco, no quería condenar a muerte a Jesús, al considerarlo inocente y para
no interferir en los conflictos religiosos internos de la comunidad judía. Así
que primero se lavó las manos, considerándolo inocente, para devolver la
responsabilidad del caso al Sumo Sacerdote saduceo Caifás y demás autoridades
judías.
Al insistir éstas en que le crucificase, acción
que las desbordaba, pues competía al prefecto, se acogió a una supuesta
tradición —de la que no existen otras pruebas— por la cual el pueblo podía por
aclamación liberar a un preso por Pascua.
Creyendo que el resultado estaba predeterminado porque
Barrabás era culpable de homicidio y Jesús no, dio a elegir a la muchedumbre a
quién debía indultar. El personal, agitado por Caifás y sus secuaces
conspiradores, clamó por Barrabás.
De la historia que narran los Evangelios y se
recordará por Semana Santa, en las procesiones del Sur y también en la Passió de
Olesa y Esparraguera, sobresalen tres características de esta votación
referendaria que quizá sirvan para iluminar otras.
La primera es que se produce a conveniencia del Poder
establecido que inventa arbitrariamente sus propias reglas: primero el lavado
de manos, después la apelación al método digamos asambleario como última ratio de
justicia.
La segunda es la ausencia de confrontación de
argumentos: solo entran en juego la defensa corporativa de la ortodoxia de
Caifás, amenazada por Jesús; el arrebato en favor del que según distintas
fuentes era un delincuente, pero muy popular; el rechazo al peligroso
disidente.
La característica más interesante del episodio es la
opción binaria ofrecida al pueblo. Una salida simple, nada compleja, nada
sofisticada. Deberá salvar a uno o a otro, sin más. O vida o muerte. O libertad
o condena. O blanco o negro. Visto desde hoy, había otras soluciones,
complejas, seguramente más interesantes: pedir la liberación de ambos reos,
reclamar la abolición de la pena de crucifixión. Pero no interesaban al
prefecto Pilatos y por eso no las sometió a referéndum. Ocurre.
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